Yo lo tengo claro: a veces puedo ser mi peor enemiga. Puede que el Síndrome del impostor no me detenga (no ahora que tengo el turbo de una moto y pienso comerme el mundo a bocados), pero sí me hace dudar o tiñe algunas mañanas de gris. Te sientes como una patata y te preguntas …
Sigue leyendo Enfrentarse al Síndrome del impostor